Tener sistemas informáticos en buen estado es fundamental para que una empresa funcione de forma eficiente. Un mal mantenimiento puede causar errores, pérdida de información o vulnerabilidades de seguridad, lo que se traduce en costes elevados y pérdida de confianza.
El mantenimiento informático es fundamental para garantizar el buen funcionamiento, la seguridad y la eficiencia de los sistemas tecnológicos en las empresas. Existen distintos tipos de mantenimiento (correctivo, preventivo y proactivo) que ayudan a prevenir fallos, resolver problemas y mejorar continuamente. Un buen mantenimiento permite protegerse contra ciberataques, evitar pérdidas de datos y reducir costes a largo plazo, asegurando así la continuidad del negocio. Contar con un servicio especializado y adaptado a las necesidades de cada empresa es clave para lograr una infraestructura tecnológica segura y estable.
Se trata de asegurar el funcionamiento correcto de equipos, redes y sistemas. Puede ser gestionado internamente o por una empresa externa especializada, y se divide en tres tipos:
Aplicar un enfoque preventivo ayuda a reducir costes por reparaciones, mejora el rendimiento general, refuerza la seguridad frente a ciberataques y permite optimizar los recursos tecnológicos eliminando procesos innecesarios.
Las amenazas más comunes incluyen virus, ataques cibernéticos, fallos en equipos o programas, pérdida de datos por falta de copias de seguridad y accesos no autorizados por parte de hackers o suplantadores de identidad.